viernes, 22 de julio de 2022

Cada día es una pequeña vida


- Profesión?

No se puede dudar cuando un oficial de migraciones te hace una pregunta. Son sabuesos entrenados para detectar la duda, la punta del iceberg de la mentira. Te leen los ojos como una gitana te lee la mano. Si quieren hacen que la línea de la vida en el país se acorte, inclusive que ni comience. Pasé años llevando algún porrito escondido en algún recoveco de la mochila, y mi cara de poker podía ganar campeonatos en Las Vegas. Sin embargo esa pregunta ahora me hace temblar las estanterías como si las hubiese dejado afuera en plena noche de Potosí.

¿Cómo le explico todos los disfraces que usé en los carnavales del trabajo?

Vendí préstamos financieros cuando no conocía ninguna de las reglas de la guita. Desde otro call center convencí a argentinos de comprar impresoras, y en otro a españoles de pasarse a Vodafone. Fui extra en un video de una banda de hits de verano y también en la película de un trapero famoso. Fui promotor de cabinas de fotos, bandejié comida en remates de caballos y laburé como heladero en barras móviles. Trabajé como mozo en una playa, bachero en un restaurante y ayudante multiuso en una confitería. Preparé desayunos y limpié baños en un hotel de Quito, vendí obras de arte en un shopping de Lima y fui personal de hotelería del sector VIP de un hospital privado en Buenos Aires. Una vez con amigos organicé una fiesta paga para 100 personas y vinieron 500. Fui administrativo en un local de depilación, despues me vieron como bartender en casamientos y cumpleaños, y también como encargado de un bar. Di clases de matemática, física y química. Trabajé en una central de emergencias y capacité gente para coordinar ambulancias. Casi fui modelo nudista para dibujantes, pero no cuenta. Fui el vendedor de panqueques más exitoso en una playa y ofrecí alfajores de otro emprendedor en los colectivos. Convencí cordobeses para que nos compren unos sobrevaluados panes rellenos. Hice globoflexia y puse mi emprendimiento de animación de fiestas infantiles y baby showers, me ofrecieron ser un clown-streeper pero lamentablemente dejé pasar ese tren. Canté en trenes, subtes, buses, bares, galerías de artes, centros culturales y esquinas a lo largo y ancho de Sudamérica. Fui locutor de una FM de alcance nacional, me mandaban mensajes de todo el país, me saludó Evangelina Anderson por el día del locutor, entrevisté a Alex Ubago y tuve una stalker que me asustó. Fui operario en una fábrica de ropa y le cobré a pibes de cursos inferiores por hacerles planos de una materia que odiaba. Repartí en bicicleta para Rappi y después puse mi emprendimiento de mensajería. Fui controlador de entradas para River, Boca, Racing, Independiente, Huracán y alguna vez la Selección Argentina. Voluntarié en la guardia de un hospital donde me mandaban los pacientes que requerían charlas que los calmen, dí inyecciones en nalgas y le hice un tacto rectal innecesario a una octogenaria boliviana.

- Músico - le tiré con extraña seguridad al sabueso antes que oliera mi errante CV, mientras mis canciones se reían desde el cajón donde viven, por ahora, sin ninguna razón de ser.

Me dieron los 90 días. Tengo tiempo para seguir explorando(me).

sábado, 6 de julio de 2013

Desafinado

Y de repente casi lloro por la conmoción del impacto. Fue un aterrizaje forzoso y mi cerebro justo había desactivado el piloto automático y la frialdad urbana en la que estamos inmersos todo el tiempo no estaba presente en ese momento.
La idea impactó con violencia en mi mente cuando mi cuerpo decía que estábamos en un banco de la plaza San Martín. Un viejito se me acercó a pedirme una miga del sánguche que me tocó morfar en la vida, y que capaz a él le vino con poco o nada de fiambre. El hambre y la bondad se le caían de los ojos, con unos ojos que me miraban desde lo lejano del dolor, de la experiencia, del frío, de la calle. Una mirada de ojos claros que conocían lo oscuro. No levanté la cabeza de mi cuaderno al principio, dado que el piloto automático todavía estaba en funcionamiento y por experiencia lo mejor que se puede hacer es mostrar primero que uno está ocupado, concentrado. Cuando esa mirada se encontró con la mía, y el tipo sonrió, el piloto del frío urbano que timoneaba mi defensa se distrajo. Ese fue el comienzo. Sonriendo, aunque le faltaban más motivos que dientes, me pidió esa miguita, una moneda, algo que a mí me pareciera justo dejar ir. Con el envión del frío, estuve amarrete: no pensé en la billetera, qué verguenza me dio después. Y saqué una moneda de $1, un mísero y olvidado e insignificante y desvalorizado y solitario y hambriento peso, que se entendía igual de perdido que el viejo. Yo todavía lejos de entender la circunstancia, todavía creyendo que estaba regalándole plata. Algo se despertó a medias, y le pedí disculpas por sólo darle $1. El tipo lo agarra sonriendo con una mano que defendía la conquista de otras monedas, y me dice
- "Está bien, todo suma, de a poquito voy juntando, viste, je".
Y me sonrió con un agradecimiento que no merecí en lo más mínimo. Sonriendo se fue a perseguir la cena, o el almuerzo atrasado, o un vinito paliativo o apaleador, unas alpargatas, alguna miguita más. Lo vi cuando se iba por las escaleras, bajando de a un escalón a la vez, porque no podía emprender la caída controlada en la que nos embarcamos todos los que tenemos las rodillas sanas, los que no vivimos en caída libre en el patio descuidado del margen de la hoja. Y cada paso que daba, cada escalón donde tenía que apoyar un pie y después el otro, coincidía exactamente con una nota de la canción que escuchaba por mis auriculares, que también me protegían del frío que le calaba los huesos pero no le dormía la sonrisa, auriculares que cubrían mis orejas pero no me abrigaban del frío más atroz, el que acababa de descubrir desarticulado pero vigente en mi interior. El tipo bajaba y a cada paso, con exactitud atómica, un rasgueo, una nota, una cuerda de Three Little Brids.
"No te preocupes por nada, cada pequeña cosa va a estar bien".
Y el resto de la letra, tan de acuerdo con esa sonrisa como sus pasos lo estaban con la música. Me di cuenta que este señor estaba en armonía con este tema. Y que tan afinado estaba,  que por $1 me enseñó una lección, la de estar afinado aunque te toque tocar en un teatro vacío, perdido y solitario. Estar afinado aunque el ruido distraiga. Estar afinado, uno mismo fielmente afinado, porque seré mi único patrón cuando los instrumentos estén desajustados. Yo afinado, porque no importan los instrumentos que te toquen, importa la música que hacemos.
¿Qué tema estoy tocando yo?

lunes, 21 de mayo de 2012

Con Vida.

Porque tenés vida. Me la das, cómo no la vas a tener? La ConVidás.
Porque me hacés dudar. Porque puedo estar parado en aciertos mucho tiempo, y una pregunta tuya me deja en el inicio de vuelta, dándome cuenta que tengo mucho por seguir.
Porque explicándote a vos, me entendí a mí.
Porque hablamos diferente, pero en nuestro idioma.
Porque pensamos en lenguas distintas, pero sentimos en la misma sintonía.

Viajá todo lo que quieras, subite al avión que te lleve lejos, y mirá constelaciones que yo no conozco. Abrigate cuando yo esté en cuero y despertate cuando me acueste, que la tarde de los tuyos sean las mañanas de los míos. Caminá por la montaña cuando yo camine por Reconquista, y disfrutá del silencio mientras yo toco la guitarra pensando en que a ese tema le falta tu voz. Poné música, que sin escucharla voy a saber cómo te vas a poner a bailar cuando no te esté viendo nadie. Dormí donde no te vea, voy a adivinar tus ojos hinchados a la mañana. Dormí donde no te escuche, sé que vas a decir algunas palabras dormida y vas a apretar los dientes sin saberlo. Despertate lejos mío y preparate tu café sin azúcar para leer esas noticias que te van a contar cómo está el mundo tan enorme en el que vivimos, ese que te hizo nacer en una tierra donde cae nieve y a mi en una donde cae granizo, pero se ensañó para que nos encontremos contra toda probabilidad.

Podés irte al viejo continente, que igual no te vas a ir de mi.
La distancia está en el corazón, y te tengo pegadita a mi.

jueves, 22 de marzo de 2012

Alto! No se detenga!

(No puedo creer la velocidad con que todo pasó en este tiempo. Cuantos cambios. Si sigo metiendo cambios, en una me voy a pasar, meto reversa a 180 y nos matamos todos.)
(Ahora sí, perdonen, empiezo)

La primera vez que me subí a una montaña rusa en mi vida, fue con mi vieja. Parado al lado de la Boomerang (también conocida como La Roja, del Parque de la Costa), recuerdo que le dije que estaba bastante asustado por la velocidad que veía que tomaba. Esas frases que a uno le quedan y le rebotan en la mente varios años después con un significado nada que ver con el que te tiraron, mi madre dijo: "La velocidad da adrenalina, lo que da miedo es la altura. Si estás a esa altura y lento, te va a dar miedo."

Estar a mucha altura nos da miedo. (Vivir pegado al suelo aburre!)
Ir rápido, nos mete adrenalina. (Que es casi como tener miedo, pero divirtiéndote y excitándote)

Pero estar alto, en las nubes, y frenar de golpe... ahí te hacés consciente, y te entra el
(y me aclaro la garganta para pronunciar esta señora palabra),

CAGAZO



Sí señor. Te subís, a veces ni te cobran la entrada. Se sigue discutiendo si es mejor adelante o atrás. Dicen que desde el fondo se siente más rápido. También dicen que si te sentás en primera fila de tu vida, el viento te pega en la cara, nadie te tapa y ves como se te viene encima el camino. No hay mucho tiempo para pensar, todos corren a un puesto, y vos hiciste la fila para ocupar alguno. Te sentás, te tocó el turno, aunque capaz venías distraido y todavía no lo habías notado. Después de todo, somos maestros del arte de no masticar lo que comemos por pensar en el sabor del próximo bocado. Trague nomás, siga tragando, que se pierde el sabor del encuentro. (Hago unos mangos metiendo chivos de Quilmes cuando reflexiono sobre lo futurizado que tenemos el presente y lo poco presente que estamos en él).

Arranca, a veces para adelante, a veces para atrás, pero siempre empieza. En algún momento, salís disparado, y si tuviste la suerte de avivarte que ya estás en el juego, capaz te pasa lo que a mi, y disfrutás mientras subís a enorme velocidad.

Nos estamos dando cuenta que estamos alto. Sabíamos que estábamos subiendo. Sabíamos que estando alto, nos iba a dar miedo. Porque también sabemos que nos va a tocar bajar. Y esta vez, porque así es el recorrido, nos tocó la parte donde todo se frena para que veamos, para que apreciemos, para que temamos esta altura. Nos podemos caer. O nos podemos tirar. Pero también podemos seguir, disfrutando el recorrido, a los gritos, sonriendo, apretándonos las manos cuando creamos que en cualquier momento se descarrila todo.
Nos subimos juntos, nos tocó uno al lado del otro. Y ninguno de los dos se quiere bajar.
Me importará que se termine la vuelta, cuando alguien me obligue a salir de mi asiento. Hasta ese momento, voy a disfrutar cada curva, cada subida, cada bajada, cada cambio de velocidad, cada cambio de altura.

Vos me acelerás el pulso y me levantás.
¿De qué velocidad y altura me tengo que preocupar?



sábado, 31 de diciembre de 2011

El inbalance.

Entonces faltan 7 hs para que se termine el año. Balance, balance, tengo que hacer un balance. Veamos si terminamos en números rojos o si fue un año positivo. Sigo creyendo que hacer un balance es tan útil como tocar el botón de “cerrar puertas” en el ascensor. Placebo completo, para contentar giles. Pero hay que intentarlo. Balanceemos entonces.

Veamos… estoy vivo. Bien, punto a favor del 2011..
Gozo de buena salud. Punto a favor.
Tengo laburo! Punto a favor.
La extraño. Punto en contra.
Hoy no sé dónde voy a pasar las 12, y faltan sólo 7 hs. Punto en contra.
Voy a comer huevos rellenos. Punto a favor.
Vi que én la heladera hay dos unidades de la tarta más rica del planeta, puntazo a favor.
Me olvidé de comprar chupi para la noche, punto en contra.

Man, concentrate en el año, no en la comida. Ok, dale.

Conocí gente que me hizo muy bien. Y mucha gente que conocía me hizo mejor. Punto a favor!
La extraño, en contra.
Crecí un montón, a favor.
Me costó muchísimo crecer. Punto… neutral.
Si bien no avancé nada de nada en la carrera… encontré el nuevo rumbo. Punto a favor!
Sigo teniendo amigos, muchos y buenos. Puntazo al ángulo.
Uff… no sé si la extraño o si soy un pelotudo. Punto en contra.
Sigo estando muy blanco para ser un 31 de Diciembre. Mantengo mis hábitos nocturnos y sigo sin lograr levantarme temprano! Punto en contra.
Estoy bastante más emprendedor y ahora cumplo más mis metas. Capaz no cumplí tantas…. pero estoy mejor encaminado. Punto a favor.
Estoy aprendiendo a decir que NO. Punto a favor.
A veces escucho el ruido del teléfono del trabajo cuando no estoy en el trabajo. Puntazo en contra.
Soy re desprendido de mi celular. Punto a favor.
Puta madre, la extraño! Punto… final.

- Basta loco, pará un toque, ¿qué pasa?
-          ¿Qué pasa con qué?
-          ¿Pero quién sos? ¿Ricky Martin? Dale con el te extraño, y dale con el te extraño, dejate de joder macho! Hacete hombre de una vez!
-          Bue bue, bancá che, es lo que me pasa.
-          Está bien que te pase, pero cortala loco, ¿cómo es la onda? Estamos balanceando el año y vos te colgás con la minita, dejate de hinchar! ¿Qué pasa? ¿No tenés nada bueno? ¿Tan poca persona sos que vivís en el otro?
-          No… no, no… es que te pone triste! Es fin de año, todo el mundo está festejando, la están pasando bien, con los que quieren, y yo..
-          ¿Y vos qué? No seas caradura. Hay gente que extraña a quien trepó al cielo antes que nosotros. Hay gente que la pasa a un continente de distancia de los que aman. Hay quienes la pasan a un continente de distancia espiritual de los que brindan con ellos. Hay quien lo pasa conectado a un tubo de oxígeno. ¿Y sabés qué? Muchos de ellos, igual la pasan bien. ¡Porque se aferran a lo que tienen, no a lo que no tienen! Cómo te vas a quedar agarrado a algo que no está?
-          - No me puedo mentir. Yo sé lo que me pasa. Yo puedo entenderte, sé que es un error, y es injusto que me esté quejando. No verbalmente, pero no estoy siendo feliz, me quejo con el humor. Será injusto y una pendejada, pero me pasa. ¿Qué querés que haga?
-          Ok, vos tenés unos shorts azules no?
-          Sí.
-          Ok, decilo.
-          Qué cosa?
-          “Tengo unos shorts azules.”
-          Tengo unos shorts azules.
-          Ok, otra vez.
-          Tengo unos shorts azules.
-          Ok, de nuevo.
-          ¿Para qué?
-          De nuevo te dije!
-          ¡Tengo unos shorts azules!
-          Bien. ¿Lo querés decir de nuevo?
-          No. No entiendo.
-          ¿La extrañás?
-          Sí… qué tiene que ver?
-          Decilo, dale, la extraño.
-          La extraño.
-          Listo, está dicho. Sucede. Pasa, está pasando. ¿Y ahora? ¿Lo querés repetir varias veces y ver que seguís extrañádola y que seguís teniendo los shorts azules? Porque podés repetirlo todo 3 o 4 veces, que si no cambiás nada, nada cambiará. La extrañás, la extrañás, la extrañás. La extrañás! La extrañás. Ok, está dicho, está hecho. ¿Y entonces? ¿Lo querés repetir hasta que se te seque la boca? Asumilo, la extrañás. ¡Y punto! No big deal! Si querés decirlo muchas veces para creerte que es más grande de lo que querés, si querés echarle la culpa de tus miserias a ese bache, HACELO.
-          Es que tengo que ser sincero con lo que me pasa!
-          Eso mismo es lo que pido que hagas. Que seas sincero con lo que te pasa. No te mientas, no agrandes esto, asumilo, y sé feliz con eso. Te querés dar este espacio, esta opotunidad, hacelo. De hecho, mejor que te lo des y que lo asumas! Nadie te pide que no la extrañes, nadie te pide que creas que sos Iron Man y que te llevás la vida por delante. Nadie cree que vivís de buen humor o que no tenés problemas. Te quieren así, con fortalezas y ruinas, son tus amigos. ¿A quién le querés vender algo que no sos o que no te pasa? Campeón, relajate. Nadie tiene los sentimientos en una fila de orden perfecta. Nadie tiene todos sus proyectos concretados. Nadie tiene la vida resuelta, hecha y derecha a sus 23 años. Nadie está libre de dudas, nadie está en sintonía exacta con todo lo que le pasa. Capaz, alguno sí, pero es normal lo que te pasa. No pretendemos que escapes de eso. No lo pretendas vos tampoco. Si vas a pretender algo, que no sea escapar de eso, sino vivir con eso y modificarlo con buena vida.
-          ¿Y el balance?
-          ¿Qué balanza mide lo que pesa en el alma, o lo que nos hace flotar de alegría? El balance es algo que nunca te salió a fin de año. Sos un derrape caminando, te gusta más la banquina que el chocolate con almendras.
-          Quedan 5 hs del último fin de año de la humanidad, y yo acá, balanceando.
-          No te balancees más, pajero. Andate a lo de tu amigo a tomar los últimos mates del último fin de año de la historia de la humanidad. Andá, dale, sé feliz.
-          Ojalá el mate mezclado con huevos rellenos no sea letal.
-          Si hasta ahora no te mató el Branca hilado con Quilmes, huevitos y yerba no pueden dañarte.

Entonces cierro el balance: soy un gil, pero un gil que aprende. Sigo equivocándome, pero de forma cada vez más honesta. Y tengo mucho afecto alrededor. Hay cosas que me van a poner triste, sí, pero de todo se aprende, nada es en vano, y todo tiene algo positivo. No sería yo sin mi vida! Tengo muchos proyectos e ideas, y el año que viene tiene sabor a recta final. AY! Lo diferente que voy a encarar este año. Le veo potencial. Le tengo ganas. Tengo hambre de oportunidades.

Y pienso saciarla.

Empecemos.


domingo, 27 de noviembre de 2011

Por qué soy libre

Soy libre porque tengo a veces una necesidad irrefrenable de salir corriendo a expresar una idea. Es una urgencia, como cagarte encima. Necesitás hacerlo, VAS a hacerlo, no importa si las condiciones dadas son las ideales o es todo un violento quilombo. Vas a sacarte todo eso de adentro, porque tu cuerpo lo pide, tu interior lo exige. Y si tratás de contenerlo en vez de favorecer el momento, el caos, y la gran cagada, arremeten de lleno ensuciándote los pantalones y la vida. Porque eso es lo que pasa cuando frenamos lo que sentimos, cuando nos resistimos al cambio que nos nace o ahogamos el grito de felicidad o desesperación que estalla en el corazón de tu garganta. Nos postergamos, creemos que podemos seguir sin dar el paso que nuestros pies tienen que dar. ¡Y qué error más tonto! ¿Hay algún camino que no sea el que hacemos?

Soy libre, porque camino. No importa a dónde lleve el camino, porque mis pies siguen mi propio Norte. No siempre será por el sendero que está marcado, soy libre porque me marco yo el trayecto. My feet is my only carriage, dijo un viajero espiritual.
Soy una línea que crece y no le importa si le dicen tangente o paralela, no sabe si es recta o curva, porque no le interesa una perfección que pretenda cambiarla.

Soy libre porque vengo a equivocarme acá, ante los ojos de todos, y de nadie a la vez. Como en la vida misma, donde los ojos del resto pueden encontrarte pero sólo las miradas honestas pueden llegarte. La luz muestra lo que se puede ver, los corazones perciben lo que existe.

Soy libre, y vos también podés serlo, cuando te desatás. Cuando te dejás de abrazar a un lastre, cuando te dejás de callar lo que querés decir. Soy libre cuando siento lo que quiero sentir! Cuando no soy más esclavo de mis propios látigos, cuando mi espalda deja de tener cargas, para tener los tatuajes que siempre quise hacerme. Cuando siempre tengo tiempo, sólo que elijo en qué invertirlo. Cuando me acuerdo de mi decálogo, de mis verdades, de mis ideas, de mí.

Soy libre porque mi mente vuela. No se puede atrapar algo que se mueve con cada pensamiento. No puede envejecer la mente que está abierta a lo nuevo. Soy libre porque a veces no tengo claro lo que quiero, pero sí COMO lo quiero. Lo quiero sincero, honesto, feliz. Entonces ya no sé qué me va a llegar, pero sé que nada me va a faltar. No es suerte, es actitud. Es tener lo que necesitás, pero no necesitar lo que tenés. Lo tengo, lo uso. Pero si no lo tengo, sigo igual. Porque soy libre, ¿cómo me voy a atar a lo que no tengo?

Soy libre, ¡y que bueno que lo puedo decir con tanta libertad!


miércoles, 26 de octubre de 2011

Bailar sin música

Que las huevadas te despierten la felicidad, que se le rían tan fuerte que la saquen de su letargo, que te sacudan las energías estancadas hasta que fluya el río de buena vibra y estés enchufado con la vida de vuelta. ¡Que lindo es que te pase algo tan simple y te pongas a saltar y a moverte y bailar sin música!
Me encanta estar feliz.